Continuación de Paseo por el Centro Munti (parte 2)

Seguro que lo estás sintiendo… mientras miras a los ojos a las personas del equipo cuando te cuentan y te ponen al día de su historia en Khanimambo te habrá ayudado a sentir cómo son de especiales.

Sala Azul de la Fundación Khanimambo

Profesora Açuce y profesora Ivone

Cada uno de ellos comparte una historia increíblemente única y bonita de cuando entraron en Khanimambo, o de lo que sienten por trabajar a diario aquí. Muchos de ellos han recibido una atención especial en momentos difíciles porque esta es la base de nuestra gestión para con el equipo humano de Khanimambo: mirar a los ojos, sentir sus corazones e intentar reconfortarlos durante ocho horas al día mientras están dando a los niños todo lo que queremos transmitirles. ¡Ojo, lo he dicho rápido pero no es nada fácil!

La primera clase en la que te van a recibir con los brazos abiertos es la Sala Azul. Cada clase tiene su color. La azul es el meollo de los abrazos, de los mocos, de la imaginación y de los sueños que se amontonan a la hora de la siesta sobre la plataforma en la que yacen los colchones de nuestros peques. Es la guardería de Khanimambo, que cada día las profesoras Ivone y Açucena cuidan con el máximo esfuerzo.

A Ivone la conocí en el mercado y no me resistí. Su corazón sólo puede ser para Khanimambo, lo siente y le brillan los ojos cada día cuando me dice “tía Alexia soy feliz”. Açucena, Açuce, en cambio, le cuesta un poco más expresar lo que sus “amiguitos” le hacen sentir, pero lo hace mientras canta a todo pulmón con ellos, dejando atrás su asma y el horario de concentración que intentamos tener cuando los demás niños estudian. Sí, grita mucho…

Profesor Casimiro de la Fundación Khanimambo

Profesor Casimiro

Dejando ese barullo atrás, buscarás refugio en la excepcional Sala Amarilla. Una jirafa que pintó enla pared una madrina te hará entrar en el mundo tribal del profesor Casimiro que prefiere, muchas veces, disfrazarse con plumas en la cabeza y usar la pandereta para ambientar a los alumnos en la materia. Su sonrisa y su mano estrecha, te retendrán, te lo aseguro, y acabarás sentándote en uno de sus pupitres para escuchar, con la boca abierta, lo que este hombre alto y delgado ha llegado a hacer para encontrar al padre que abandonó una de sus alumnas. ¡¡¡No!!! Responderás cuando te cuente que lo encontró por Facebook y le conquistó para que no abandonara a su hija… ¡Khanimambo style!

Suena la campana y en el pasillo oirás como entran y salen los alumnos de sus respectivas clases. Todos te pedirán que les acompañes y finalmente acabarás entrando en la Sala Lila. Allí encontrarás a Amancia que te va a enredar para que no te vuelvas nunca. Siempre hace lo mismo con nuestras visitas. Os quiere a todos cerca porque se siente llena con vuestro cariño. Amancia es la presidenta de gobierno que le falta a este país, dirás, como muchos otros han afirmado antes. Se toma enserio cualquier tarea y se deja la piel con cada uno de los niños. Nunca se ha retrasado en la hora de llegada o en la presentación de sus informes y notas. Nunca en seis años. Recta y con el corazón limpio. La sala Lila está en buenas manos, dirás al salir de allí con ganas de quedarte para siempre.

Capoeira en la Fundación Khanimambo

Profesor Rildo, maestro de Capoeira

Al subir los peldaños, subes de nivel y empezarás a apreciar los cambios físicos de la pubertad. El pasillo lleno de adolescentes, muchos más altos que tu y yo y sin duda que los profesores. Rildo estará rodeado de un grupo de alumnos en pleno debate de un tema de historia o geografía. Quieren saber más, y Rildo les consigue contagiar pasión por las letras. La misma que a él le han llevado a ser estudiante universitario de derecho, gracias a una beca de Khanimambo. Rildo y Silva son dos profesores muy jóvenes, casi tanto como algunos alumnos y han tenido que ganarse el respeto. Y eso se gana, como les dije cuando me protestaban porque no les respetaban. Y además de enseñarles letras, consigue canalizar la revolución hormonal de sus estudiantes a través de la capoeira y allí se convierte en el Maestro Rildo. Y lo es, es un verdadero Maestro de este arte y ya empieza a tener discípulos.

No te detendrás en la clase naranja mucho tiempo porque te llamará mucho la atención lo que se cuece en la roja. La clase de profesor Almirante, donde se esconde un señor bajito detrás de la bata blanca de profesor de ciencias cuando en realidad es un auténtico artista. Y por eso, además de enseñar matemáticas a los adolescentes, química o física, también es su profesor de mímica. Almirante se está quedando ciego, pero sigue siendo el profesor mejor valorado por los alumnos. ¿Por qué? Te preguntarás al mirarlo, y esa respuesta sólo la tendrás cuando todos sus alumnos te demuestren lo mucho que les ayuda a sentir y a abrir sus emociones al mundo a través de ese arte a veces inapreciable, pero que tiene dentro como su mayor tesoro.

Ernesto de la Fundación Khanimambo

Ernesto Damião

Estás a punto de irte, pero de repente, te fijas que un chaval joven y de constitución atlética entra y sale de cada clase con un portapapeles en la mano. Lleva un manojo de llaves atado al cuello, y calza unas bambas que le ayudan a caminar ágilmente por todo el Centro Munti. Salta de la cocina para la oficina y acaba en la enfermería. Sonríe cuando saluda a un niño, pero está concentrado en la lista que lee con atención mientras va tachando sus pendientes. Y le miras bien, y ves lo joven que es para la responsabilidad que parece tener. Y cuando te quieres dar cuenta, caes en que sólo puede ser aquel joven que empezó la trilogía de posts que estás leyendo, Ernesto, “soy así por la educación que me habéis dado”… nuestro querido becario en 2016 que el próximo año aspira a entrar en la universidad para estudiar Gestión Organizacional, y quizás, quién sabe… algún día ponerse al frente de un proyecto como Khanimambo, ¿o será este? te preguntarás.

Gracias por acompañarnos, vuelve siempre.