Por un camino de arena, descubriendo a cada paso nuestro alrededor, no podíamos intuir como sería ni cuando llegaríamos; acrecentaba nuestra incertidumbre, y como de la nada apareció Khanimambo. Una burbuja limpia, llena de color y risas, sin saber que mas escondía, nos deja muy buena primera impresión.

Comenzamos a adentrarnos, se palpa en el ambiente complicidad, buen rollo y  mucho amor.

Sandra y Elia en el Centro de Salud de la Fundación Khanimambo

Tía Sandra y Tía Elia en el Centro de Salud de Khanimambo.

De repente ya somos tías y pasamos a formar parte del equipo. Aunque preguntes, observes y estés muy atento aun no puedes saber que es Khanimambo, que hacen aquí o cuanto trabajo habrá costado levantarlo. Pasan los días, cada vez mas ubicada, aprendes que un bom día y una sonrisa pueden arreglar cualquier momento.

Ya estás un poco más adentro, te estás acostumbrando a tantos abrazos diarios y a tanta amabilidad en el aire que respiras. Vas comprendiendo la realidad que hay fuera y dentro, el trabajo impagable que se realiza por cada niño, está todo pensado, medido y rematado con un lazo de cariño.

En cualquier instante surge una canción, un baile, sonrisas de agradecimiento que te emocionan, aunque ni sepas el motivo, porque el protagonista es el changana (lengua local) en esos momentos.

Corroboras con el tiempo que sí, que es una burbuja Khanimambo, una burbuja donde poder ser niño, reír, jugar, aprender y aprender, pero sus paredes son transparentes, para poder ver desde fuera y desde dentro.

Después de unos pestañeos ha pasado casi un mes, intentas detenerte un poco más en cada abrazo, en cada bom dia, en cada conversación o en cada momento.

Tía Elia dando un cursillo de reanimación y primeros auxilios a los trabajadores del Centro Munti.

Y ya llegó el final. Vuelvo muy agradecida, con tanto aprendido y con el corazón repleto de abrazos de Khanimambo. Gracias, gracias y gracias, y de nuevo enhorabuena por conseguir este gran sueño!!

Esta entrada está escrita por Elia Zoido, pediatra y voluntaria en el Centro Munti. Elia, además de pasar revisión a muchos niños y niñas del centro, nos ha dado un cursillo sobre primeros auxilios y todavía ha sacado tiempo junto a Inés y Nicole, otras dos voluntarias, para jugar con los peques y para diseñar y dejarnos una maravillosa obra de arte en forma de mural.

Gracias a ti por dejar tanto aquí, Elia!!!

Elia, Inés y Nicole, voluntarias en la Fundación Khanimambo