Entrada escrita por Inés Mena, madrina, voluntaria y hermana de Jorge. Impulsora de #RunForVan.
Jorge Mena corre la marató de Valencia para conseguir financiar un minibús nuevo para Khanimambo

Inés y Jorge

Esta pequeña campaña para recaudar fondos para la Makita (el transporte ecolar de Khanimambo) surgió una noche en casa preparando la que iba a ser la última cena juntos hasta dentro de unos meses. Casi se nos ocurrió a la vez y fuimos emocionándonos cada vez más terminando las ideas del otro. Nos miramos, sonreímos y nos abrazamos riéndonos porque así es como, desde que éramos pequeños, hemos sellado nuestros planes.

Hacer nuestro Khanimambo ha sido algo muy especial estos meses. Preparar todo esto juntos ha sido una experiencia inolvidable llena de intercambios de mensajes y llamadas a cualquier hora del día o de la noche. Pero inolvidable también ha sido ver cómo cada persona a la que le íbamos contando nuestra idea se emocionaba con nosotros, ha sido ver cómo se involucraban al máximo nuestros padres, cómo nuestra prima ponía a nuestra disposición todos sus conocimientos publicitarios, cómo nuestros amigos y amigas pensaban qué podían aportar cada uno/a desde su ámbito. Ha sido emocionante contactar con esos amigos/as con los que sólo nos reencontramos cada navidad y que respondieran prestando toda su ayuda estando, uno de ellos, precisamente en tierras africanas.

También nos hemos quedado boquiabiertos al darnos cuenta más que nunca de la generosidad de las personas que nos acompañan y nos hemos llevado más de una sorpresa con personas que hace años que no vemos y con otras inesperadas. Ha sido increíble que personas muy especiales dedicasen parte de sus vacaciones a ayudarnos con todo esto y conocer a otras voluntarias y madrinas de Khanimambo, que son maravillosas (¡gracias por tus ánimos el domingo, Maite!).

Nos hemos emocionado mucho viendo cómo se pasaba la información de esta campaña entre amigos/as de amigos/as de amigos/as y, sobre todo, al leer todos los mensajes que nos han llegado cargados de cariño y sinceridad. Ha sido inolvidable ver cómo los amigos de Jorge se han desplazado hasta Valencia para verle correr y apoyar esta iniciativa y cómo uno de ellos (una de esas personas que cuando llegó a nuestra vida todo mejoró) nos ha acogido a todos en su casa este fin de semana. Ha sido único saltar y gritar con todas estas personas, presentes o en la distancia, cuando hemos visto a Jorge pasar. Ha sido muy divertido abrazarnos y salir corriendo detrás de él sin poder parar de decir: KHANIMAMBO, campeón!!!

#RunForVan, para nosotros, ha significado vivir de lleno la energía de Khanimambo y sentirnos parte de esta gran familia en la que todos/as nos preocupamos por todos/as, en la que todos/as nos apoyamos. Recibir los numerosos e-mails de ánimo de Andrea informándonos de las recaudaciones, nos alegraban las mañanas. Escuchar las palabras de Alexia tan cercanas y tan llenas de vida, nos ha dejado sin palabras. Nos ha llegado toda la alegría y la fuerza de Xai-Xai y nos hemos dado cuenta de que todos/as juntos/as podemos hacer cosas maravillosas.

Ver a Jorge correr siempre es un espectáculo porque aunque lleve recorridos ya 35 km, aunque llueva o haga frío, aunque haya tenido que madrugar muchísimo o aunque su hermana el día antes le haya tenido dando vueltas por toda la ciudad, no para de sonreír. Pero esta vez detrás de su sonrisa se escondía algo muy especial: cuatrocientos niños y niñas a los que tiene muchas ganas de poder abrazar. Esta vez no ha habido un solo metro que no estuviera acompañado de mucha mucha energía y felicidad.

En su sonrisa esta vez estaban los caminos de tierra de Mozambique, las imágenes que ha visto de los y las peques de Khanimambo corriendo (al igual que él sin parar de sonreír) para llegar a clase. En su sonrisa estaba su ahijada. En su sonrisa estaba la meta: una furgoneta. Y esta vez no solo me fijé en su sonrisa cuando le vi pasar, sino que también me fijé en sus pies. Y sus pies estaban pidiendo a gritos poder correr muy pronto junto a todos esos niños y niñas. Sus pies esta vez volaban, como vuela la imaginación de los niños y niñas independientemente de dónde hayan nacido, como vuela Leontina que no dejaba de repetirme: «tía Inés, o meu sonho é ser piloto e voar». Volaba Jorge porque, mientras corría, esta vez él también estaba soñando.

Por todo esto, sólo podemos decir: KHANIMAMBO!!! Gracias a todas las personas que habéis apadrinado asientos, gracias a todas las personas que habéis organizado eventos para conseguir la Makita; gracias a todas las que formáis Khanimambo, por compartir sueños e ilusiones. Gracias, gracias, gracias a las personas que estáis cada día en Xai-Xai.