[:es]Si miramos a Alvina en la penumbra, vemos a una niña maravillosa. Sentada con las piernas hacia un lado, con una cabecita redonda y unos mofletes que sobresalen en su silueta. Si la observamos de perfil veremos una pequeña barriga que le hace ser una niña de trece años achuchable y, quizás, en esa luz
[:es]Son las tres de la mañana, de una calurosa e insomne noche del febrero austral. Alguien toca a la puerta de casa, y Kena, mi perra, se pone histérica. - Ya está de parto. - Vayamos al hospital. - No da tiempo, la madre no quiere moverse de casa. Iluminamos el camino con la luz
[:es]Cuando alguien dice de Alberto que es un “hombrecito cachas en miniatura”… mi corazón siente orgullo por lo sano que está y el esfuerzo de tantos que luchamos porque así sea. He conocido el dolor a través de Alberto, al mismo tiempo que me ha enseñado a aguantarlo. Apretaba los ojos al sentirlo pero el
[:es]Hay cosas que llevamos dentro y que pase lo que pase no cambian. Esta es la historia de un campeón. Rodrigues siempre ha sido muy humilde y eso le ayuda equilibrar el gran potencial que tiene dentro sin creérselo demasiado. Cuando era pequeño, ganaba en velocidad a cualquiera de los niños mayores de Khanimambo. Ya
[:es]¿Quién dijo que era muda? ¿Quién la quiso enterrar para siempre en un mundo sin casi oportunidades? ¿Quién no quiso mirar a los ojos de esta niña que estaba pidiendo a gritos que la socorriésemos de una pesadilla? Olivia llegó a Khanimambo muda. No hablaba pero no por una discapacidad vocal o auditiva, sino por
[:es]Había una vez un niño al que todos llamaban Mugurruane, que significa "travieso" en changana, el idioma local. Un niño de espíritu libre y corazón limpio. Sin prejuicios ni ganas de tenerlos. Con muchos amigos que le admiraban y reían cualquiera de sus gracias, que por cierto eran muchas. Una sonrisa muy especial.
A Silva le conocí de noche en Khanimambo, y no hubo manera de poder hacerle su primera foto con luz de día para mandarla a su madrina. Trabajaba de sol a sol para ayudar a su madre. Es el mayor y, antes de que Khanimambo mirase por su futuro, su único cometido era ser
[:es]Cualquier persona que pase por Xai-Xai y nos visite en la Fundación Khanimambo se enamorará enseguida de Aldelaide. Es imposible que pase desapercibida para nadie. Porque ella es especial, siempre lo ha sido y tiene un magnetismo que le hace única, su ilusión. No oye, y tampoco habla pero se comunica perfectamente con todo el
[:es]Destina es una mujer responsable. Siempre lo ha sido, y no por azar. La vida le hizo serlo sin haber pasado por la adolescencia rebelde que a casi todos nos da aires de suficiencia. Al quedarse huérfana, se fue a vivir a casa de su tía, a una ciudad diferente y teniendo que empezar desde
Es Daisy, y siempre está. A los pocos días de nacer ya la paseaban por Khanimambo, fuimos testigos de sus primeros pasos y palabras y hoy es una de las alumnas extras de la guardería. Es la vecina de Khanimambo y se ha criado entre ahijados de nuestra fundación. Es una más, aunque su