Si quieres llegar rápido, ve sólo

Si quieres llegar lejos, hazlo acompañado.

Este proverbio africano no cansa. Es una lección que hay que recordar, así como que el camino se hace al andar que nos enseñó Machado.

Hoy en La Ventana os traemos una muestra del camino de nuestras madres. Las que parieron a los niños de Khanimambo, que para ir a la escuela tuvieron que hacerse sus chanclas para no quemarse los pies en la arena. Bastaba encontrar un trozo de cartón y arrancar una hoja de palmera.

Suena ingenioso y exótico, pero para ellas es triste.

Lo hacían porque nada tenían para cubrir sus pies, y esa es una realidad no tan lejana que vivieron ellas, quienes hoy miran a sus hijos y les recuerdan que ni ropa interior tenían pero que, ante eso, eligieron cubrir sus pies para poder caminar y llegar hasta donde están aquí, hoy.

Para concienciar a nuestros hijos (los estudiantes del Proyecto Xipfundo) que cada día caminan con diferentes zapatos, según la temperatura, para llegar a la facultad, las madres de Khanimambo les han mandado un par de chanclas hechas por ellas, para que al salir de casa sepan que no son esas chanclas de cartón y hoja de palmera que van a usar, pero que pudieron ser.

Mueve la flecha hacia tu izquierda y descubrirás, detrás de la ventana, como eran las chanclas que usaba vovó (abuela) Rosalina en su infancia para no quemarse los pies.

Chanclas que no quemanChanclas que no queman