Me gusta pensar que las elecciones que hemos tenido en la vida, las vemos todas reflejadas en el confinamiento actual a causa del Covid19. Y deseo que cada uno que lea este post, pueda sentirse orgulloso de sí mismo.

Quiero acercaros en este escrito, qué nos rodea a nosotros, con quién estamos confinados en Xai-Xai.

Nos confinamos en casas que tienen un patio con el árbol que nos da sombra. La puerta de casa se abre por la mañana y se cierra al anochecer, cuando vamos a dormir. Compartimos habitación siempre que quepamos en el suelo, estirados en una esterilla. No se oyen aplausos, pero sí muchas gallinas que nos ayudan a despertar con normalidad. A las huertas no dejaremos de ir, por mucho que la orientación sea quedarse en casa, hay que comer. Por suerte muchos ya tenemos agua en casa, porque si tuviéramos que seguir cogiendo agua del pozo comunitario, la distancia social sería aún más difícil de llevar.

Las noches no son más largas, pero sí los días. Los días pasan lentamente porque seguimos con la costumbre de hacer limpiezas y lavar la ropa en las primeras horas. Si un día decides empezar más tarde, los vecinos se preocuparán de que estés enfermo.

El mayor desafío es el tema del transporte público, no tenemos ninguna alternativa para comprar arroz. Hay que ir a la ciudad en una chapa que como mínimo cargará a 20 pasajeros a la vez. La suerte está echada…

Convivimos de media seis personas por casa. No falta el sobrino o la abuela en el núcleo de una familia de tres o cuatro hijos. Nuestros padres, muchos mineros, han vuelto de Sudáfrica donde ya el coronavirus se ha expandido en un millar de personas, que sepamos.

Aquí los colegios han cerrado y si no tienes dinero para pagar las fotocopias, te quedas sin estudiar hasta que esto acabe. Los hay que por WhatsApp tienen clases pero les faltan megas para acceder a los audios online de sus profesores.

Y no encontraréis una casa sin un barreño con agua y una pastilla de jabón cortada con cuchillo, en la entrada. Estamos acostumbrados a los efectos de la malaria, todos tenemos parientes que nos dejaron por tuberculosis o cólera y por eso sabemos que este confinamiento va en serio, que muchas personas están sufriendo los efectos del virus, pero queremos dejar claro algo.

No hay odio, y por eso sabemos que es una batalla que ganaremos todos.

Este mes para abrir La Ventana, si te apetece que te acerquemos a la realidad de Xai-Xai en este tiempo de confinamiento, solo tienes que hacer clic en el siguiente vídeo.