¿Cuál ha sido el logro de Samira de hoy? ¿Cómo está Pércio? ¿Y sus hermanos? ¿Salomé sigue bailando tanto? ¿Ha conseguido construir su propia casa Tía Guida?

Ese es el tipo de preguntas que recibimos de parte de los colaboradores de Khanimambo. Si uno lo ve desde fuera podría pensar que la comunidad de Khanimambo es como una familia. ¿Qué topicazo no? Bueno, pues es que no iría muy desencaminado porque Khanimambo se parece mucho a una gran familia. Eso nos diferencia de muchas ONG’s y nos asemeja a otras, más pocas y que nos gustan.

Desde que iniciamos este recorrido junto a Alexia, los primeros colaboradores y los primeros ahijados, tuvimos claro una cosa: Khanimambo no podía írsenos de las manos. En el momento en que no consiguiéramos poner cara, nombre y apellidos a cada uno de nosotros, la magia desaparecería.

Han pasado 13 años y seguimos contando las historias en primera persona. Los números y los resultados importan también, claro está. Estos generan credibilidad en el cometido. Aunque no lo son todo, porque a lo largo del camino hemos ido construyendo lazos de amistad, de confianza, de complicidad… No hay voluntaria, donante ni persona que haya pasado unos días con nosotros, que no recuerde la ironía de tío Mondlane o la supuesta autosuficiencia de mamá Horténsia. «Sí, yo ya lo sé hacer esto», responde una y otra vez, con una sonrisa, a cualquier desafío.

En estos pequeños detalles radica gran parte de la fuerza de Khanimambo. Como venimos diciendo desde que lanzamos la campaña Déjate Ayudar, Khanimambo es una organización que promueve la cooperación a dos bandas, a tres o más! No es unidireccional. Todos ganamos con el compromiso de mejorar, en la medida de lo posible, la calidad de vida de tantas personas.

Unos dirán, «ya bueno, pero lo que cambiáis es una gota en el océano» o «el mundo seguirá igual a pesar de vuestro trabajo». ¿Cuantas veces lo hemos escuchado? Y yo digo que no pueden estar más equivocados, porque lo que es seguro es que el mundo seguirá igual si no hacemos nada para que cambie. Porque un cambio, por pequeño que sea, si está bien planteado y se lleva a cabo desde la humildad, con gratitud y con la honradez que merece el mundo de la cooperación al desarrollo, siempre será una pequeña victoria en este planeta cruel y desigual que nos ha tocado compartir.

Pues eso. Comparte. Plantea soluciones. Avanza. Empieza a hacer algo por los demás. O mejor, empieza por ti mismo.

Cambia lo pequeño es el nuevo leitmotiv de Khanimambo y con mucha motivación vamos a honrar todo su significado a lo largo de los próximos tiempos. ¡Ya veréis!

¿Y por dónde empezamos? Por ordenar la casa, efectivamente.

¿Quiénes son el mayor tesoro de Khanimambo?

A ellos, los niños y niñas de Praia de Xai-Xai y Macamwine, dedicamos este nuevo formato colorido y de trazos a rotulador. Porque el mundo de la infancia es así, colorido y espontáneo. Esto es Khanimambo, y así queremos presentártelo, lleno de alegría, de vivacidad y de contrastes. Lleno de amor, de igualdad, de respeto y de intensidad. Con un nuevo logo, que sintetice todo este universo.

Una vez más, junto a nuestros amigos de Evil Love, deseamos que sigas disfrutando de cerca Khanimambo.

Juntos, cambiemos lo pequeño.