- En Khanimambo, ocurre que las solicitudes de voluntariado que recibimos son predominantemente de mujeres, del orden de un 90%. Es un hecho. Por ese motivo recibimos a muchas más voluntarias que voluntarios en el Centro Munti.
- En Khanimambo ocurre que son mujeres las que amadrinan a un 70,3% de nuestros ahijados y ahijadas; y hombres los que apadrinan al restante 29,7%.
- En Khanimambo ocurre que contamos con un 68,3% de socias y con un 31,7% de socios.
Son datos que, además de evidenciar que Khanimambo se escribe en clave femenina, nos invitan a pensar que las mujeres, en asuntos de cooperación, se sensibilizan y son más solidarias que los hombres.
Es cierto que los caminos de la solidaridad son muchos y variados y que Khanimambo transita por solo uno de ellos, el de la cooperación al desarrollo. Hay organizaciones con el foco en la sanidad, otras en el medio ambiente, en la gestión de calamidades, hay asociaciones deportivas y recreativas, asociaciones de víctimas, tecnológicas, asistencia a discapacidades y dependencia, ideológicas, culturales…
Por cada uno de estos grupos de actividad, los porcentajes de colaboración masculina y femenina varían por intereses, así que para visualizar un mapa más completo es necesario consultar a los expertos. Según el Observatorio de la Plataforma del Voluntariado en España (con datos del año 2018), hay un 45% de la población femenina mayor de 14 años que colabora con alguna ONG frente a un 35,9% de la población masculina que lo hace.
Resulta muy curioso el caso del voluntariado en Khanimambo porque, según esta misma plataforma, se afirma que, en el ámbito de la cooperación al desarrollo, existe un 8,2% (sobre el total del voluntariado) que es masculino frente únicamente a un 3% (sobre el total de voluntariado) que es femenino.
Concluimos pues que la Fundación Khanimambo es rara avis en cuestiones de género en el tema del voluntariado y dentro del sector de la cooperación al desarrollo puesto que aquí llegan muchas más voluntarias que voluntarios en un orden del 85% al 15% respectivamente. No somos tan raros midiéndonos con parámetros más generales con el mundo de la solidaridad y de los donantes, que sí es predominantemente femenino. Así lo atestiguan nuestras estadísticas sobre madrinas y socias.
Si a todo esto añadimos que el patronato de la fundación está formado por 8 mujeres y 2 hombres, que el equipo directivo está formado por 2 mujeres y 1 hombre; y que el equipo de coordinación del Centro Munti está formado por 4 mujeres; veremos que en Khanimambo el peso de la mujer es indiscutible y que nos tomamos muy en serio la igualdad, la emancipación y el empoderamiento femenino. Eso se ve reflejado en la asignación de puestos de responsabilidad y en la retribución de salarios.
Tanto es así que todo esto forma parte de una visión y de una estrategia muy meditada. Consideramos que no hay forma mejor para defender los derechos de la mujer en Mozambique y en cualquier parte del mundo que predicando con el ejemplo. 357 niños y niñas -y sus familiares- nos miran todos los días y aprenden, entre muchas otras cosas, que las mujeres son igual de válidas o más que los hombres para ocupar puestos de dirección, tareas de coordinación y de responsabilidad.
A la mayoría de los hombres de la comunidad con los que trabajamos les cuesta horrores aceptarlo. Ven su masculinidad cuestionada y amenazada. En Khanimambo no pueden ejercer el dominio de la fuerza como hacen en casa. Algunos de ellos no soportan que una mujer les dé instrucciones e indicaciones de cómo actuar correctamente en el hogar, con su mujer, con sus hijos. No aceptan sus consejos. ¡Al mismo tiempo necesitan Khanimambo, mucho! Necesitan que sus hijos crezcan sanos, fuertes y con una base sólida en valores y conocimiento.
El equipo del Centro Munti se convierte en un espejo para muchas mujeres que son sistemáticamente ninguneadas, despreciadas o maltratadas en sus hogares. El equipo de coordinación, Tía Sandra, Tía Guida, Tía Ivone y Tía Minulva ( junto a Alexia en la foto que encabeza esta entrada) está formado por mujeres con determinación y carácter. Muy orgullosamente mozambiqueñas. La cuatro han tomado las riendas de su vida. Bajo ningún concepto toleran una falta de respeto de sus conyugues, de sus familiares varones y, mucho menos, de ningún extraño que llegue a Khanimambo con malos modales. Eso se transmite al resto del equipo, al resto de la comunidad. Poco a poco va cuajando…
Soy consciente de la contradicción de que esta entrada, en un día como hoy (8 de marzo), precisamente la escriba el único hombre que ocupa un lugar de responsabilidad y dirección en Khanimambo. Me perdonen. Lo único que puedo decir al respecto es que vivo en Mozambique trabajando codo con codo con Alexia, la fundadora, presidenta y directora de Khanimambo, madre de mis 3 hijas y compañera de luchas y proyectos compartidos y que comparto al 100% el sesgo feminista de nuestra organización y los planteamientos desde una perspectiva de género que implementamos en las acciones llevadas a cabo en el terreno.
Ante parte de la comunidad masculina de Praia de Xai-Xai soy considerado un bicho raro, lo que podríamos llamar un perfecto “calzonazos” en jerga heteropatriarcal. Me divierte bastante que tengan esta impresión de mi mientras asisto como todos ellos acaban por tener que aceptar el criterio antimachista de Khanimambo y acatar las normas de convivencia basadas en el respeto mutuo, en la igualdad de oportunidades y en la defensa de los derechos de la infancia, poniendo el foco en los derechos de la mujer que son, de largo, los más vilipendiados.
El trato con ellos es muy sencillo: si no te gusta la organización de Khanimambo o tienes algún problema en tratar con cualquier profesional del equipo, sea mujer, sea hombre; te largas. No traigas a tus hijos porque sin vuestro apoyo no conseguiremos educarles.
Estoy muy orgulloso de pertenecer a esta familia, me siento muy a gusto y cómodo trabajando con el equipo que tenemos. Cada vez estoy más convencido de que un mundo más solidario solo será posible si muchas más mujeres logran alcanzar altas cuotas de responsabilidad en la administración, de poder en los gobiernos, de decisión en las empresas y de dirección en organizaciones de toda índole. No lo digo yo, que también. Lo evidencian las estadísticas.