Entrada escrita por Sergio Martínez-Burgos, amigo, socio y padrino de Khanimambo.
Hola a todos! Me llamo Sergio, y tengo el placer de ser socio de Khanimambo desde 2008. He visto el proyecto crecer, desde sus humildes comienzos, hasta ser una referencia en la región en lo que se refiere a educación, compromiso y buenas prácticas.
Detrás de este éxito está Alexia que ha ido superando todas las adversidades que se le han presentado, al mismo tiempo que iba formando junto a Eric una preciosa familia con tres soles de niñas. Es por ello por lo que soy un firme creyente en la labor que hace Khanimambo.
Pues bien, me ha pedido mi querido Eric que comparta con vosotros una iniciativa que llevo apoyando desde hace unos años: las becas para estudios superiores, que en Khanimambo llaman Xipfundo (que en changana quiere decir “formación avanzada”).
Os explico el porqué de las becas, intentando no explayarme demasiado:
He estado en Khanimambo, en Mozambique, tres veces (en 2011, 2012, y 2013). La primera vez fui para conocer el proyecto, y quedé prendado. La segunda llevé a la que era mi novia entonces (ahora mi mujer) y a uno de mis mejores amigos. Y la tercera fui solo, aprovechando un par de meses sabáticos que me tomé. Siempre me costaba irme de allí…hay pocos sitios donde me sienta más querido y a gusto. Las experiencias variaban año tras año, pero el factor inamovible siempre era la amabilidad y el cariño de las personas de Khanimambo y de los niños.
Pero de vez en cuando me surgía una pregunta: ¿y después de Khanimambo, qué? Khanimambo realiza una labor directa durante la época pre-escolar y escolar de los niños, pero estos niños van a necesitar apoyo también durante su fase universitaria! Como llevo unos años con Khanimambo, ya empezaba a conocer directamente a chicos que finalizaban la etapa escolar, y se planteaban qué hacer después.
Aquí debo hacer un pequeño inciso, personal pero necesario para entender esta historia. Desde 2014 no he estado en Xai Xai, porque mi padre enfermó, y quise dedicarle todo el tiempo libre que tuviera. Él siempre había apoyado y valorado la labor de Khanimambo en Mozambique, y le recuerdo aun gravemente enfermo con una gran sonrisa abriendo su Donativo de Felicidad que le enviaban los niños y niñas de Khanimambo.
Poco después de que mi padre falleciera, hablé con Alexia en 2015 para proponerle crear una beca en su nombre para apoyar los estudios universitarios de chicos de Khanimambo. Alexia, que como persona completamente entregada al bienestar de estos niños ya había lidiado con estas situaciones en el pasado, se encargó de toda la logística, y me facilitó toda la información necesaria. Al final, el primer beneficiario de la Beca Felix Martínez-Burgos fue Abilio, a quien conocía de mis viajes a Xai Xai, y claramente podía ver que era una persona responsable y se tomaría los estudios en serio.
Tres años después, Abilio se ha graduado con unas notazas en sus estudios en el sector energético (un sector que se está convirtiendo en fundamental para la economía de Mozambique), y tiene un futuro profesional prometedor.
Recientemente, mi madre decidió sumarse a esta beca, y ahora son dos personas más cuyos estudios de postgrado han sido becados: Atalia, que va a estudiar la licenciatura de Servicios Sociales, y Helton, que va a estudiar Relaciones Internacionales.
En conclusión, al margen de las razones personales por las que alguien puede considerar apoyar a los “xipfundos”, en mi opinión es una donación que tiene sentido.
Primero, porque se da continuidad a la labor de Khanimambo. Estos niños han recibido un apoyo tremendo durante su infancia, pero desarrollando estudios superiores las opciones profesionales se multiplican (debo recalcar que hacer estudios superiores en Mozambique es mucho más diferenciador que en España, dado el bajo porcentaje de la población que los realiza).
Segundo, porque a través de Khanimambo se tiene la certeza de que la persona a la que se apoya se tomará los estudios con seriedad, y tendrá (por su propio contexto) una tendencia a seguir ligado, y a contribuir a la comunidad si las cosas le van bien.
Y tercero, porque no es un programa caro; son en torno a mil euros al año por becado (que cubre matrícula, libros, parte del alojamiento, etc.)… algo más caro que un apadrinamiento, pero la repercusión vital es infinitamente más grande que comprarse el último iPhone.
Termino diciéndoos que desde el punto de vista personal, hay pocas cosas que me den tanta satisfacción, y que me hagan sentir que realmente aporto como mi relación con Khanimambo. Son chicos a los que he conocido en persona, y por tanto sé que se merecen mucho más de lo que la vida les ha brindado. Son tremendamente responsables, y me lo han demostrado. Y el compromiso que tienen con los suyos es enorme.
Os animo a que lo consideréis.
Un abrazo, y ¡Khanimambo!