La liga juvenil de Khanimambo se compone de 97 jóvenes, entre 16 y 26 años
Los hemos visto crecer desde que tenían 3, 6, 9 años, y os aseguro que son ahora más altos que yo.
Todos ellos llevan años comprometidos con las pautas de Khanimambo: enfocarse seriamente en los estudios, en la vida sana, en el respeto y voluntariado como forma de convivir en el Centro Munti. Han creado un vínculo muy fuerte entre ellos, se sienten hermanos de una familia numerosa.
Hace unos años, celebramos que cinco chicas de Khanimambo llegaban a esta franja sin embarazos prematuros ni abandonando los estudios. Abrieron camino y han terminado la facultad o están a punto de hacerlo. Fueron las pioneras, y hoy 44 chicas más se suman al cambio por el que tanto se esfuerza una generación que no está dispuesta a ser menos que sus hermanos. Quieren ocupar cargos de responsabilidad económica dentro de la comunidad, estar formadas, ir y venir en coche. No piensan en la maternidad por ahora, porque antes quieren cumplir con otros sueños.
Muchos de nuestros padrinos y madrinas han recibido sus fotos en sus buzones este final de año. Y seguramente se han preguntado si esta joven les pasará en altura. ¿Hasta cuándo será mi ahijada? Y es natural que uno se pregunte y evalúa el compromiso que tiene con sus ahijados. Llevamos un año trabajando alrededor de esta cuestión y en breve os vamos a contactar uno a uno para hablar de esta liga juvenil.
Hacia una vida adulta
En Khanimambo hemos defendido siempre que no se trata de las edades sino de las capacidades hacia una vida autónoma. Y aunque estos jóvenes sean más altos que yo, sé que necesito aún dedicarles mucho tiempo para que construyan su carácter fuerte y preparado para una vida adulta responsable.
Estos 97 jóvenes se dividen ahora entre estudiantes de enseñanza secundaria, alumnos del programa preuniversitario, llamado pre Xipfundo, y los ya famosos Xipfundos, estudiantes becados que están repartidos en 11 facultades diferentes por 6 ciudades en 2 países.
Cada uno sabe por lo que lucha, y todos comparten la misma visión que en su día tuvieron: Ananias, Gil, Abilio, Destina Manuel, Alexandre. Aquellos que acabaron primero y hoy son grandes hombres y mujeres, profesionales, padres y madres que ya educan a sus hijos con los valores aprendidos en Khanimambo. Sí, me han hecho abuela antes de cumplir los 40. ¡Y me encanta!
Acompañar a la liga juvenil de Khanimambo conlleva desafíos excitantes. Saber mantener el pulso a quienes te retan en chulería, físicamente, en conocimientos recién adquiridos. A mí particularmente me llena de ternura estar a su lado. Porque no son tan lejanos los días en los que les enseñé a atarse los cordones de unas zapatillas nuevas. Y cuando tiramos de anécdotas, todas las hormonas revolucionadas se calman y las conversaciones son enriquecedoras.
Juntos llevamos años cambiando lo pequeño, ¿os imagináis que estos 97 jóvenes acaben siendo…?