Los días 31 de mayo y 1 de junio convirtieron el Centro Munti en un auténtico paraíso de la diversión. Como cada año, conmemoramos el Día Internacional del Niño/a. Dos días llenos de actividades, sonrisas y de momentos inolvidables para los más pequeños.

31 de mayo: inicio de la festividad.

Muy temprano, los niños y niñas de K1 llegaron al Centro Munti a bordo del «Coaster», decorado especialmente para la ocasión. Con muchas expectativas, fueron recibidos con un desayuno muy sabroso. La diversión empezó con una sesión de pintacaras temática, acompañada de música muy bailable. Cada niñ@ escogía el diseño para decorar su rostro y los educadores, con mucha dedicación, transformaron sus deseos en obras de arte que encantaron a los pequeños.

El equipo del Centro Munti organizó una programación variada para garantizar que cada momento fuera especial. A lo largo de la mañana descubrieron juegos como el castillo hinchable, desafíos de grupos, carreras de bicicleta y muchos más juegos que permitían a cada niño explorar sus preferencias.

La comida, cuidadosamente preparada por el equipo de nutrición, terminó con una entrega de juguetes, algodón dulce y palomitas.

1 de junio: sigue la alegría

El días siguiente era el turno de los niños y niñas de K2, que llegaron puntualmente y fueron recibidas también con un desayuno muy especial. Siguió un taller de pintacaras y abrimos para ellos la ludoteca, en la que pudioeron disfrutar de muchos juguetes nuevos recién llegados con el contenedor.

Uno de los momentos más esperado exitoso del día fue la sesión de danza y Karaoke. Suely, la coordinadora de los programas, abrió el escenario con una interpretación musical a la que siguieron las performances de cada participante. Los niños demostraron su talento en gran variedad de estilos musicales. ¡Fue inolvidable!

Para cerrar, igual que el día anterior fue servida una comida riquísima, preparada por el equipo de nutrición y también repartimos algodón dulce y palomitas.

Al finalizar los dos días, pudimos percibir la sensación de que los niños volvían para sus casas muy alegres y con la satisfacción de haber pasado dos jornadas memorables.