Ha sido una de esas exposiciones que salen rodadas. Llegamos con mucha ilusión ayer, jueves 28 de septiembre, a la Galería BeCurious, en Madrid, y nada más entrar, ahí estaba el cuadro que el pintor Manu Campa había realizado para nuestra fundación a través de la campaña ‘Súbete a Khanimambo’, bien marcado con un puntito rojo.
¡Notición! Pues significaba que la obra ya había sido comprada y que el dinero nos acercaba un poquito más a nuestra meta: conseguir una ‘makita’ nueva para los niños y niñas de Khanimambo. Como dicen los técnicos a los pilotos de Fórmula 1 «Keep pushing!«, que vendría a ser como un «¡Vamos allá! ¡Adelante! ¡Hay que venirse arriba!«
Encontramos a su comprador, Iván Pérez, dando vueltas por la galería, emocionado. Manu Campa, muy conocido en los círculos automovilísticos por su obra, no suele pintar coches Volkswagen, e Iván es un apasionado de esta marca.
“En cuanto lo vi… tenía que ser mío. Y me enteré que además iba a contribuir a que los pitufos de Khanimambo pudieran ir en un nuevo minibús”, nos explicaba entusiasmado frente al cuadro. Para ello, compró un billete desde Francia y modificó toda su agenda para llegar el primero a la galería, nada más abrir sus puertas a las 19.30 h, y poder ponerle ese puntito rojo que materializaría su adquisición.
Este encuentro nos ha permitido ver el potencial que tienen iniciativas de este tipo. Manu Campa ha contribuido con su arte y nos ha demostrado otra forma de abordar nuestra campaña “Haz Tuyo Khanimambo”. Lo mismo ocurre con Iván, que a medida que le íbamos contando el proyecto, se le iluminaban los ojos e iba pensando en cómo podía aportar su granito de arena.
Juntos, vamos sumando y no pisaremos el freno hasta que consigamos la makita. El Roscón Solidario que se celebrará a comienzos de diciembre en el Hipódromo de Madrid va tomando forma de la mano de Rocío Carnevalli, e Iván Pérez ya está pensando en cómo su pasión por los coches puede añadir valor al evento.
Un simple minibús no… nuestra “makita”
El minibús de la fundación (o la «makita» como le llamamos en Khanimambo cariñosamente) hace todos los días la ruta para recoger a los 40 alumnos de guardería más otros 30 de primero y segundo de primaria, y traerlos al Centro Munti. Además, el Tío Mondlane, nuestro conductor, también se pone al volante para llevar a algunos estudiantes al instituto de la ciudad, a unos 10 kilómetros de la zona.
La ‘makita’ tampoco se libra de ayudarnos con los recados, y si hay que ir a comprar suministros, ahí está ella, bien dispuestas sus cuatro ruedas.
Son muchos los kilómetros juntos y ya va siendo hora de jubilarla. Es por ello que estamos dedicando algunas de nuestras energías a conseguir una nueva ‘makita’. ¿Se te ocurre alguna idea?
Hay muchas acciones a través de las cuales puedes hacer tuyo Khanimambo. ¿Te sumas?