El pan de Khanimamabo, no es sólo pan
Es un regalo hecho cada madrugada para los 350 niños y niñas que pasan por el Salón Verde pero también para los 49 trabajadores que forman nuestro gran equipo. Es una forma muy clara que tenemos de expresarles todo nuestro amor y compromiso para que sientan que estaremos con cada uno de ellos cada día, pase lo que pase.
Estaremos acompañando su crecimiento, su desarrollo personal, ayudándoles con sus problemas familiares, apoyándoles en su formación, asegurando su buen estado de salud y por supuesto, intentando hacerles felices y libres.
El olor a pan recién hecho todas las mañanas es una muestra de la calidez de hogar, una seña de identidad, un momento de tranquilidad y una confirmación de que están en casa. Y no podemos estar más felices de la trayectoria de las personas que ahora mismo tienen la responsabilidad de tan importante trabajo. Nuestro querido Pércio se ha convertido en el responsable de esta tarea con la ayuda de su auxiliar Julio y el acompañamiento de uno de nuestros manus, Carlos.
Los tres han formado un trío inseparable, profesional y respetado
Pércio tiene 20 años y lleva 11 en Khanimambo. Se crió con su abuela y su hermano en la zona de Praia de Xai-Xai y siempre se ha esforzado por alcanzar un futuro de calidad. Nunca ha querido dejar sus estudios a pesar de las dificultades y ha respondido de forma positiva a todos los retos que se le han presentado. Actualmente estudia el último año de instituto y planea graduarse y pasar a formación superior. Mientras tanto, compagina la escuela con su trabajo en Khanimambo. Comenzó siendo auxliliar junto a Tía Lucia que le enseñó todo lo que hoy sabe y después de su trágica muerte tomó las riendas superando todas las expectativas. Se ha convertido en un gran profesional en el que podemos confiar y en un “hermano mayor” para todos los niños y niñas.
Júlio Nelson es el hijo mayor de Tía Lucía, el que acompañaba cada madrugada a su madre a la cocina del Centro Munti para ayudarle en todo lo que necesitaba. Era un estupendo momento de unión familiar que le ha servido hoy para heredar su responsabilidad y honrar su memoria continuando con todo lo que ella había conseguido. El corazón de Tía Lucia está en ese pan a través de las manos de su hijo que trabaja y se esfuerza por su familia como ella misma lo hizo.
Carlos es uno de nuestros Manus más antiguos, ya que desde pequeño su situación familiar ha sido muy complicada. Huérfano de madre, abandono de padre y una vida poco estable pasando por diferentes casas y familias. Pero hoy Carlos ha madurado mucho y ha entendido que la única estabilidad que conoce es la familia Khanimambo, por lo que está encontrando su lugar y parece que hacer el pan en la cocina junto a sus hermanos y amigos, lo es. Estamos felices por él, agradecemos su voluntad por mejorar y continuaremos ayudándole para que alcance sus objetivos.
El pan siempre ha sido un elemento esencial y especial del día a día de nuestro Centro Munti -y de la humanidad- y lo seguirá siendo siempre. Hoy, gracias a Pércio, Julio y Carlos. ¡Seguid así!