El camino ha sido largo, y por él nos hemos sentido siempre igual: desesperados por no poder ayudar más. Hoy no podemos estar más contentos.
El día que me llamaron desde Madrid para decirnos que habíamos ganado el Primer Premio de Cooperación Internacional, de los Telva de solidaridad, me emocioné. Casualidades, que no lo son, ese mismo día enterrábamos a Janeta, una pequeña de 2 años que se murió sin llegar a tiempo al hospital.
Este premio supone una esperanza, y hoy en día estas no tienen precio. Tener esperanza en la medicina preventiva, con la que se mima y se conoce a cada paciente día tras día. Tener esperanza en abrir la puerta de nuestro pequeño centro de salud a quien lo necesite para estar sano.
El acceso a una sanidad cercana, profesional y con medios es algo muy dificil de encontrar aquí. La puesta en marcha de la unidad de salud que puede llegar a ayudar a cerca de 3000 personas, es la continuidad natural de nuestro compromiso con la población de Xai-Xai con la que trabajamos arrimando el hombro desde hace 8 años y con los que tanto nos esforzamos conjuntamente por hacer realidad un cambio aquí, ahora y mañana.
Recibimos este premio con agradecimiento, y como un guiño de las personas que confían en proyectos pequeños como el nuestro. Personas que saben precisamente ver cómo de grandes son estas ayudas y medir el resultado de manera real. No podemos dejar de decir gracias, significado de nuestro «Fundación Khanimambo», porque queremos ayudar, queremos ayudar más y no parar de intentar cambiar las cosas. Gracias al premio Telva vamos a poder hacerlo. Y sabemos que el impacto será inmediato.