Hace unos años, descubrí el Punto K

Inesperadamente y de manera totalmente natural, cambió mi vida. Cuando empecé a hablar de forma más abierta sobre el Punto K, sus efectos y peculiaridades algunas personas se sintieron incómodas. Qué osadía, demostrar públicamente placer. Pero tal era mi emoción, que decidí no quedarme corta, y entrar en detalles con el mayor número de personas.

No estaba sola ante este descubrimiento, y me avalaron voluntarios que lo habían experimentado en primera mano, y volvían a sus países de origen expandiendo el mensaje. El Punto K existe. Es real, y lo hemos sentido.

Mi misión a partir de ese momento fue cuidarlo. Mantenerlo con vida, expandirlo.

La liviandad de prejuicios de los niños, hicieron que fueran los primeros en disfrutar del Punto K. No cuestionaron nada, se entregaron cada día sin importar ningún factor externo ni interno. Creo que algunos de ellos, acabaron muy enganchados y crecieron conociendo muy bien el Punto K.

Los jóvenes, que no tienen miedo de nada, se sumaron rápidamente, aunque algunos de ellos, con pereza de comprometerse a sus condiciones, después de un tiempo se alejaron. ¿Demasiado intenso?

Las mujeres entraron con efecto dominó. Una trajo a otra. De la mano, con impulso, el Punto K había llegado a sus vidas para revolucionarlas, para empoderar todos sus sueños y sin vuelta atrás, la calidad de vida cambió. Cambió porque susodicho punto no tiene pérdida ni retorno. Una vez que lo conoces, no quieres renunciar a incorporarlo en tu día a día. Su efecto, puede ser infinito.

¡Incluso los hombres, que fueron más resistentes, encontraron su Punto K! Y muchos de ellos, hoy son grandes embajadores, participan en charlas públicas para expandir las mentes de quienes, a día de hoy, aún no lo han encontrado.

Y ahora estoy segura, que eres tú quien desea encontrar el punto K, ¿es así?

Te voy a dar unas pistas…

El Punto K lo vas a encontrar al madrugar. Con los primeros rayos de luz, te querrás vestir guapa, con lo que sea pero si es con ropa donada por alguien con un gran corazón, mejor. Después lávate muy bien los dientes, porque enseguida que encuentres a alguien te vas a querer abalanzar a desearle los buenos días. Si es con un abrazo de león, ¡a por ello!.

Tómate un té acompañada. Puede ser con el portero, con los hijos de tus vecinos, con tus compañeros de trabajo, y pregúntales siempre, ¿cómo has dormido? Y al escucharlos, intenta quitarle una pelusa o un pelo del hombro. Ese gesto es importante para encontrar el punto K.

Al terminar, tienes que salir hacia tu trabajo con ganas, y para eso, la recomendación más común es caminar abrazando a alguien. Puede que un niño cuelgue de tus piernas, déjale, es parte del proceso para encontrar el Punto K. Permite que se cuelgue mientras sigues caminando con tu brazo sobre el hombro de alguien. El Punto K se está acercando, y normalmente escucharás un timbre de fondo. Aunque estés lejos del lugar de donde parte. Ese timbre siempre se escucha entre el alboroto.

Al llegar a tu mesa de trabajo, es muy probable que encuentres una hoja de cuaderno arrancada, y que en ella leas palabras de agradecimiento, de quien escribió con un lápiz, marcando con fuerza las palabras que le salen del corazón, agradecido por vivir con el Punto K. ¡Quieres vibrar! Y desde ese momento, ya está dentro de ti el Punto K, que se va a ir manifestando a lo largo del día.

Te van a interrumpir con una sonrisa, y dejará de molestarte la desconcentración. Tendrás que atender numerosas y significativas peticiones que pueden abrumar, pero recuerda, el Punto K está ahí para guiarte. La paciencia y la persistencia se unen por arte de magia, al igual que en tu cabeza, se amplia el horizonte y el largo plazo es de pronto mucho más jugoso.

El Punto K inspira belleza

Así que saca la paleta de colores, porque de pronto querrás que todo esté colorido a tu alrededor. Así han pasado algunas horas de tu jornada, y cuando sientes ganas de ir al lavabo, te encuentras en la puerta con cualquier persona que te hace reír. Te olvidas de todo, y ríes. Acabarás, sin darte cuenta, abrazándola, antes de entrar en el lavabo y mirarte en el espejo.

Reconocerás en tu reflejo, un pequeño brillo en los ojos que no ha hecho más que empezar. Te sentirás más guapa y dudarás del porqué. El Punto K es inexplicable, pero todos los que lo experimentamos pasamos a vernos mejor.

Tu día es intenso y más real. Las horas no corren, son por si solas magnificas.

Sin darte cuenta estás en casa, y el día casi ha terminado. Sientes cansancio, pero la satisfacción por lo que has hecho es mayor. Los recuerdos de lo que has vivido se van a acumular, y uno de los secretos del Punto K, es que esos recuerdos de los abrazos mañaneros, de las cartas y as conversaciones, no se olvidan.

Al cerrar los ojos, lo vas a ver claro. El Punto K te ha dado la oportunidad de vivir con agradecimiento.

Y dirás, sin poder evitarlo, ¡Khanimambo!