En la segunda mitad del s.XIX, el rey Ngungunhane gobernó y defendió el imperio de Gaza (en el sur de Mozambique) con mano de hierro hasta que los colonizadores portugueses lo apresaron y le enviaron al exilio. Cuenta la leyenda que en la corte del rei Ngungunhane había una mujer llamada Damboia, que bien pudiera ser su tía.
Según esta leyenda, Damboia era una guerrera feroz que mandaba matar sin piedad a todo hombre que la rechazara. Por este motivo, dicen, le cayó la maldición de la sangre que cada una de sus víctimas invocaba en su lecho de muerte. Damboia murió por causa de grandes hemorragias en su aparato reproductor.
Esa es la leyenda de una guerrera africana que habitaba no muy lejos de donde hoy está la ciudad de Xai-Xai. Uno se imagina a Damboia y se pregunta, ¿Cómo es la guerrera de hoy?
Antes de seguir leyendo, abre la ventana para conocer una guerrera africana. Desliza la flechita blanca de derecha a izquierda.
Pues aquí está, ella es Ivone.
Ivone bien puede representar a millones de guerreras del siglo XXI ya vivan en Mozambique o en cualquier parte del mundo. Es guerrera porque su vida es una lucha constante por la supervivencia de su familia y de su pueblo. Quien dice lucha, dice trabajo y activismo. Y lo hace empezando desde cero. Sin ningún privilegio, con muy pocos medios económicos, construyéndose a sí misma sin descanso.
Le conocimos trabajando en un supermercado de sol a sol todos los días de la semana. Ivone, además de parir a tres hijos, adoptó a dos más a quienes proporciona el mismo trato y las mismas oportunidades de futuro. Su compañero trabaja haciendo una ruta de minibús entre Xai-Xai (Mozambique) y Johannesburgo (Sudáfrica) y solo aparece por casa cada 15 días. Así que, además de su jornada laboral, le toca amarrar capulana (una expresión mozambiqueña que significa algo parecido a agarrar el toro por los cuernos) y sacar adelante la familia.
Quizás, y solo quizás, tras estos escudos esperabas encontrar a una mujer desnuda de cintura para arriba o vestida con pieles, bonitos tejidos coloridos… también solo quizás, que adornaría su cuerpo con algunos amuletos y quién sabe si con alguna máscara. Pero te encuentras con que en África también hay guerreras que visten de modo parecido a tu prima, tu tía o a tu hermana, «armadas» únicamente de su exótico teléfono móvil (nótese la ironía) que, por cierto, saca humo para lidiar con los asuntos del día a día de su nuevo puesto de trabajo. Porque Ivone arriesgó mucho, dejando la seguridad del supermercado por un destino nuevo en el que empezaría a defender los derechos de los niños y de las familias más vulnerables de su comunidad.
Y no. Como ya habrás adivinado, esta Damboia no es cruel ni violenta, más bien todo lo contrario.
Puede que estés libre de algunos prejuicios y estereotipos y esta ventana nos sea muy reveladora para ti. Si es así lo celebramos. Puede que siendo mujer y africana, tengas mucho que añadir a lo que se escribe en esta entrada, sobre lo que es ser una auténtica guerrera africana del s.XXI. Si es así, agradezco cualquier aportación que arroje luz a mi ceguera.