Faltan diez minutos para las ocho y hay un silencio asustador en el Centro Munti. Para ser un miércoles normal, debería oir mesas arrastrándose y bancos recolocándose, niños y niñas hablando, gritando, bailando, corriendo… Con la sospecha de que algo no va bien, salgo del despacho asombrada por no ver a nadie por el jardín ni por los pasillos. Y encuentro a todos los alumnos del turno de la mañana, 179 son, sentados esperándome para iniciar otra sesión de Cultura General. La cara de emoción por haberme sorprendido hace que exagere aún más mi reacción y acaban todos riéndose a carcajadas y rompiendo así el fugaz momento de sigilo.
Los miércoles son mi día favorito de la semana y hoy, por primera vez en la historia de Khanimambo, los niños estaban todos esperándome sentados antes de las ocho. Algo está cambiando por aquí…
Dióxido de carbono, las tres R de la Sustentabilidad, Wangari Mathaai… Los niños están disfrutando del tema de este trimestre y a mí me llena de pasión acercarles este contenido. Khanimambo es más verde que nunca, porque hemos decidido meternos de lleno en el Movimiento Verde. La información sobre el cambio climático se acompaña con un centro de reciclaje que hemos creado en las salas. La ponencia de una gestora ambiental de la semana pasada les ha abierto el gusanillo por saber más sobre el papel que tenemos que cumplir cada uno de nosotros por un mundo mejor. Las obras de teatro que hicieron sobre el mal uso de los materiales que nos rodean fue realmente un espectáculo digno de ver: niños que fingían ser bolsas de basura que son despreciadas…
Cada niño que interviene lo hace sabiendo que después de acabar de hablar debe descalzarse y pintar su huella del pie en un papel reciclado que estamos colgando encima del mapa del mundo. Esta técnica de participación les hace a todos tener ganas de intervenir más sólo por ensuciarse y sellar así su compromiso con el medio ambiente.
Desde Khanimambo haremos lo máximo por crear esta conciencia y sumarnos al mundo con el que soñó nuestra madrina de este trimestre, Wangari Mathaai, la primera mujer africana en ganar un Premio Nobel. Por eso hemos decidido plantar 200 árboles frutales que iremos dando a los ahijados a modo de premio a la participación y a la creatividad durante las actividades, para que los planten en sus casas, los cuiden y los hagan crecer.