Mirarse al espejo es algo cotidiano que normalmente se lleva a cabo sin poner demasiada atención. La mayoría de las veces no lo hacemos en profundidad y nos limitamos a ver y explorar pequeños detalles superficiales. Aquel granito que asoma, el blanco de los dientes, un mechón de pelo salvaje; en definitiva, lo estético.
Pero al mirarse uno al espejo, si se quiere, se puede profundizar más. Aprovechar el momento para conocerse mejor, para conversar contigo mismo. Cara a cara. Podemos ensayar un discurso, poner a prueba todo el rango de expresiones faciales, hacer payasadas, muecas… Podemos insultar a un enemigo imaginario, etc.
Hay quien se ruboriza delante del espejo y en casos extremos incluso quienes se asustan.Si, si… ¡de sí mismo! He conocido personas que pasando por delante de un escaparate, ni se atreven a levantar la mirada con tal de no verse reflejadas en el cristal. Suele ser gente que le cuesta aceptarse como es. Nos importe más o menos,no siempre proyectamos la imagen que deseamos de nosotros mismos.
Khanimambo ha experimentado una evolución tremenda en los últimos años, quizás demasiado acelerada y 2015 supuso un punto de inflexión brutal en muchos aspectos: el nuevo centro, la llegada de más niños, la creciente necesidad de colaboraciones, etc. Aprendimos que aquí (en Mozambique) los desafíos son infinitos y que nosotros, aunque nos creamos imbatibles, “sufrimos” limitaciones.
En ese contexto nace la campaña interna #mirarsealespejo, que invadió vuestros hogares (el de l@s que estáis comprometidos con Khanimambo) en Navidad. Durante las fiestas, por primera vez en 8 años, decidimos desacelerar un poco, mirarnos al espejo, entrar dentro de él, inspirar, expirar, salir, reflexionar, tomar decisiones, sonreír e invitaros a hacer lo mismo.
Lo peor que podría hacer una organización como la nuestra es caer en la autocomplacencia, pensar que todo lo hacemos bien, que todo está garantizado, olvidarnos de la autocrítica, perder de vista los objetivos, los orígenes, la personalidad y el rigor por mucho que contemos con nuevas instalaciones, un equipo maravilloso y por muy buenos que sean los logros alcanzados hasta ahora. El mañana siempre presentará desafíos que requerirán de soluciones nuevas.
Era más necesario que nunca realizar ese ejercicio de introspección. Necesitábamos conocernos todavía mejor, cuál es nuestro potencial, cuáles nuestras debilidades; para encarar 2016, como todos los años, desde el centro del alma más pura de Khanimambo. Desde el conocimiento exhaustivo de nuestras posibilidades, las del terreno y con la máxima humildad.
A los niños, partícipes de casi todo lo que pasa en Khanimambo, les pedimos que trajeran cada uno un espejo de su casa y les sugerimos hacer el mismo ejercicio a pequeña escala. Es muy importante que no se olviden de quiénes son y de dónde vienen para entender mejor cómo enfrentarse a la vida. Y para recordarlo bien, lo que hicimos fue tomar fotos de todos esos instantes a través de los espejos.
Con esta campaña interna creo que hemos logrado transmitir algo muy importante que tiene que ver con la dignidad de cada ahijado/a. Me gusta la sinceridad que emana de ella, no hay nada actuado. Para mí lo más emocionante llegó al compartir momentos tan íntimos. Cuando miraban el espejo y pensaban en ellos mismos al preguntarles, cuando levantaban la vista y me encontraban a través de un objeto que, sorprendentemente, adquirió muchas formas y colores.
Algunos de ellos compartían los espejosporque simplemente en su casa no tenían y lo pedían prestado a sus compañeros. Otros venían con retrovisores de coche agrietados. Muchos parecían espejos repetidos pero no lo eran, solo que los habían comprado en la misma tienda, una de las pocas que venden espejos por aquí. Bastantes eran iguales: rojos y azules, provenientes de China como tantas otras cosas aquí. También hubo quien trajo fragmentos minúsculos de espejo roto envueltos en harapos para no cortarse…
Me fijé que todos, sin excepción, los trataban, guardaban y envolvían con la máxima delicadeza,como si fueran auténticos objetos de valor. Y claro, ¡es que lo son!, me decían…
¿Y tú? ¿Qué ves al mirarte al espejo?
Eric Ferrer trabaja en Xai-Xai desde 2009 y actualmente dirige la comunicación de la Fundación.