Ya está. Empezamos un curso nuevo!!
Todos sentimos el gusanillo que nos motiva. ¿Que sucederá este año? Vivir Khanimambo es una aventura diaria y contínua, no hay jornada igual a la anterior y de un asunto saltamos al siguiente. Es un privilegio trabajar en esto!! Me siento afortunado igual que el primer día que llegué, ahora hace nueve años para embarcarme en el proyecto que la cabezaloca (con cariño) de mi queridísima compañera de alma y vida, Alexia, había emprendido allá por el 2007 en Mozambique.
Veo tantas niñas, tantos niños que están bien ahora… Pensar en la primera vez que visité Xai-Xai: había solo unos 40 peques en la antigua Escolinha. Pensar en todo lo que ha llovido a lo largo este tiempo… Da vértigo porque a razón de uno o más temas importantes que resolver cada día, me pierdo si quiero echar cuenta de todo!
Lo que si constato es que los más pequeños de entonces han crecido, algunos están en la universidad o formándose profesionalmente, los que ya eran mayores tienen empleo y forman su propia familia. Otros no lo consiguieron, fallecieron, abandonaron, o escogieron otros caminos sin la ayuda de Khanimambo que también está bien ya que almenos tuvieron la oportunidad de escoger.
Algunas madres, todavía adolescentes, que pasaron por Khanimambo siendo niñas, salieron voluntariamente por querer casarse temprano, «ir para el lar» que dicen aquí. Ahora vuelven para dar esa oportunidad a sus hijos, la de vivir una infancia más sana, más feliz, conocer más, y escoger con mejores prespectivas de futuro. Se han dado cuenta de lo dificil que es sacar adelante la vida con dos o tres hijos, sin estudios y sin recursos para no depender económicamente de nadie. Piden volver a estudiar, recuperar su infancia perdida y necesitan una segunda oportunidad.
Es muy motivador formar parte del magma humano que mueve Khanimambo. El empoderamiento del equipo de trabajadores del Centro Munti sin ir más lejos. Hay que verlo para creerlo. Hay que ver también como algunas mujeres se levantan y rompen con la sociedad tradicional y mayormente machista. Ver niñas y niños desarrollando todo su potencial y habilidades. Esto sucede y puedo vivirlo al tiempo que formo parte de todos estos avances, de esta transformación monumental, todos los días puedo afirmar que aprendo algo nuevo, lo que me hace crecer como persona, o almenos eso siento.
Hoy paseo por las clases y, salvo en la guardería (que son todos nuevos y todavía tienen que descubrir qué es Khanimambo), se respira alegría, ilusión y motivación para encarar otro curso. Uno más. Para mi ya es el décimo, y quiero seguir aprendiendo con todos vosotros.