Echar raíces es una sección de este Blog en la que os iremos contando varios aspectos de la vida cultural y tradicional de Mozambique.
Y no podíamos empezar esta sección con otra música. La Mbila -una suerte de Xilófono que puede ser de distintas maderas y cáscaras y de varios tamaños- es el instrumento nacional. Si bien es originaria de la zona de Inhambane y Gaza, de la población de habla chope, se ha ganado, con el paso de los siglos, el mérito de representar musicalmente a la nación.
Y no es para menos, uno se sienta delante de una Timbila (orquestra de Mbilas) y comprende tal denotación. Estas orquestras pueden estar formadas por hasta 30 y 40 Mbilas de todos los tamaños, abarcando un amplio espectro de tonos. Las Gulus, son las más grandes y se tocan de pie. Estas están formadas por tres o cuatro teclas de madera, una caja de resonancia hecha con la cáscara seca de un fruto de la familia de la calabaza, y marcan los graves. Luego están las Dibindas que tienen diez teclas y finalmente las que propiamente se llaman Mbilas, con un abanico de hasta diecinueve teclas. Estos dos últimos tipos llevan cáscara de massala como caja de resonancia.
Normalmente cada Timbila lleva su coeografia y ofrece melodías rítmicas y arrolladoras, con danzarines que bailan y saltan, levantándose hasta dos metros del suelo, a ritmo de guerrero africano. Es habitual, que se organicen festivales-concurso de Timbila, donde cada banda ofrece sus mejores composiciones. Los viejos y expertos de la banda suelen ser los compositores que, año tras año, agrandan el repertorio de la orquestra. También actuan de maestro de ceremonias. Generalmente tocan hombres de todas las edades y el arte se transmite de generación en generación.
En 2008, la Timbila fue declarada bien inmaterial del patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO.