Querid@s voluntari@s,

Gracias por acompañarnos en algún momento de estos últimos años, por dejar un trocito de vuestro corazón en la antigua Escolinha o en el Centro Munti. Por compartir lo que sabéis con nosotros, por sentir Khanimambo y llevarlo a casa en vuestras maletas.

Hemos tenido mucha suerte de habernos encontrado en el camino a personas maravillosas, llenas de energía y buenas intenciones. Habéis entendido perfectamente que el voluntariado en Khanimambo suma y acompaña.

¡No todos comprenden esto! Hay personas que creen que van a cambiar el mundo en un mes, pero los voluntarios de Khanimambo saben que el mundo se cambia poquito a poco, con humildad.

Habéis entendido la importancia de apoyar a los 40 trabajadores mozambiqueños que se levantan cada día para poner en marcha el engranaje de Khanimambo. Sabéis que enseñar a tía Amancia a coser un dobladillo, ayudar a tía Ivone a utilizar el excel, decorar la enfermería con tía Josina, poner la mesa con mano Gil, cortar tomates con las mamás de la cocina, acompañar a tía Guida a hacer sus compras o practicar inglés con tío Cassimiro son pequeños gestos, pero aportan muchísimo.

Charlar con los pre-universitarios sobre su futura carrera, compartir momentos con los adolescentes o bailar con los primarios es esencial. Habéis entendido que los abrazos que nos damos por las mañanas, justo antes del desayuno, valen millones.

Yo llamo a ese momento la hora dorada. A las 7 de la mañana, con el sol todavía bajo, bañando de luz cada rincón del Centro Munti. Silencio en el barrio, una brisa suave, el sonido de las risas de los niños y niñas atravesando corriendo el portón verde para comenzar un nuevo día, olor a pan recién hecho y la llegada de todos los trabajadores con su característica tranquilidad, pero con la determinación de que hay mucho trabajo por hacer.

-Bom dia! Lichile!!! Durmiu bem?? Descansou bem??

-Bom dia, bom dia, bom dia!! Descansei bem. Não sei do seu lado!

¿Os suena esa conversación? ¡Qué importante es!

Qué importante es preocuparse por el bienestar de los demás. En Khanimambo se hace cada día. Y lo seguimos haciendo, aunque ahora de una forma diferente.

Estamos deseando que vuelvan esos días, queremos que vuelva la hora dorada porque, aunque no hayamos parado de trabajar, sí que sentimos la falta de esos momentos tan importantes.

Y por supuesto, estamos deseando que vengáis, queridos voluntarios, que podáis tener esta experiencia que seguramente os va a cambiar la vida, que podáis trabajar con nosotros y compartir vuestros conocimientos profesionales con el equipo. Queremos que por fin os unáis a la familia Khanimambo.

A los que, ante esta crisis, os han cancelado el vuelo y hemos tenido que aplazar vuestra participación en el Programa de Voluntariado del 2020, quiero deciros algo. ¡No os preocupéis, porque os esperamos!

Estamos seguros de que viviréis Khanimambo de cerca, nos podremos abrazar y disfrutaremos juntos de la hora dorada.