Salviano es un joven de 20 años risueño, tranquilo y comprometido, que ha llegado hace cuatro días a A Coruña para estudiar un ciclo de informática. Se ha esforzado desde 2008 por conseguir esta oportunidad de la mano de la Fundación Khanimambo. Hoy se le ve pleno y orgulloso de comenzar a trabajar en este gran reto y por supuesto, de disfrutar al máximo de esta nueva vida.

Lo se de primera mano porque he podido recibirlo en Madrid, acompañarlo hasta Galicia y he visto como mi familia le ha abierto las puertas de su casa para acogerlo. Hace unos meses, mientras vaciaba y pintaba mi antigua habitación, la que es ahora el cuarto de Salviano, solo podía pensar en lo importante que es este momento para él y la suerte que tendríamos todos de vivirlo y acompañarlo.

No me equivocaba, es absolutamente espectacular enseñarle su nuevo hogar, explicarle cada pequeño detalle, apoyarlo, compartir tiempo con él y percibir su ilusión por integrarse en este país tan diferente.

 

Ayer pude charlar con mis padres sobre sus primeras impresiones y están emocionados y felices de tenerle en casa. Mi madre, con una sonrisa en la cara, me ha dicho que nunca había visto a nadie con tantas ganas de estudiar y agradece haber podido conocer la fundación para así acercarse a otras realidades que a veces son tan ajenas. Los dos se sienten orgullosos de poder formar parte de este proceso vital y ya lo consideran un nuevo miembro de la familia. Un hijo.

Salviano de la Fundación Khanimambo con su familia de acogida en España

Carlos, mi hermano, con Salviano de tour por Galicia!

Para mi, que lo he conocido también en su realidad de Mozambique, está siendo muy reconfortante verlo interactuar con mi hermano, con mis abuelos, con mis tíos y primos. Todos le han dado una bienvenida a la altura y creo que siente el cariño que necesita para que las inevitables saudades (añoranza) de su familia no lo distraigan de su objetivo.

Estoy segura de que esta aventura que acaba de empezar estará llena de alegría, satisfacción por todos sus logros y de un enorme aprendizaje para todos. Por eso, hoy quiero dar las gracias a mis compañeros del equipo de Khanimambo por enseñarme tanto cada día y por tener la generosidad de compartir conmigo y ahora también con mi familia, tantas experiencias maravillosas.

¡Bienvenido a tu nueva casa, hermano!