Hace un par de semanas convocamos a todos los padres de ahijados y ahijadas que asisten al Centro Munti. Históricamente, hasta hoy, han sido siempre las madres -con contadísimas excepciones- las que han participado de las reuniones, de las actividades, las que se han preocupado por los problemas de sus hijos, las que han venido a ver los logros y los trabajos que llevan a cabo, etc.
No es que no lo intentásemos anteriormente, no. Es que ha sido una constante la falta de interés masculina hacia nuestro trabajo, incluso cuando hay hombres que tienen dos, tres o más hijos que alimentamos y cuidamos como si fueran nuestros propios hijos.
En febrero de 2013 escribí esta entrada, con cierta ingenuidad, en la que hablaba de forma general sobre las diferencias que percibía entre la forma de abordar la paternidad en en dos realidades que creía conocer bien como son la de la ciudad donde me crié, Terrassa, y la que me acoge desde 2009, Xai-Xai.
Y bien, me pregunto, ¿ha cambiado algo desde entonces?
Por un lado yo he cambiado, y cinco años más en Mozambique me hacen ver las cosas desde otra perspectiva, quizás abarcando más sutilezas que antes se me escapaban. Sutilezas históricas, antropológicas, culturales…
Por otro lado la sociedad evoluciona, lentamente pero lo hace, y es verdad que, ante la llegada de padres y madres más jóvenes a nuestro centro, percibimos una abertura hacia ciertas actitudes (de igualdad, de modernidad, de respeto en el ámbito familiar) que consideramos leve todavía, pero que merece la pena poner en valor de manera positiva.
Aunque nos queda muchísimo por hacer (y cuando digo muchísimo es Muchísimo) en ese sentido, también reconozco que, viniendo de donde venimos, es de agradecer lo que pasó en Khanimambo.
45 padres vinieron a la convocatoria. 45 padres que, en su mayoría, descubrieron lo que hacemos con sus hijos en Khanimambo. Hasta hoy muchos de ellos no preguntaban, no venían, no se interesaban. No es por casualidad que una de las normas actuales del Centro Munti es que los niños y niñas tengan que ser registrados por madre y padre (en caso de que existan y de que reconozcan sus hijos, claro).
45 padres son aproximadamente la mitad de los que deberían haber venido. Menos de los que nos gustaría pero muchos más de lo que vinieron en 2013, cuando escribí aquella entrada.
Seguimos andando padres, os necesitamos. ¡Vuestros hijos os necesitan!