El viento envolvía el sol en aquél que ya empezaba a ser un día de entusiasmo y de belleza.
Viento y sol se manifestaban en el Moinho Dom Quixote, Azóia con vistas sobre el mar de Guincho que se daban la mano con el nacimiento de una de las ramas del árbol llamado Khanimambo.
Un equipo de voluntarios de Terra Azóia preparaba el espacio dejando que se escapase entre los dedos el cariño por los niños mozambiqueños a quienes Khanimambo ofrece perspectivas de vida.
Se adornaban las mesas con las cerámicas donadas para regalar en una rifa, se embalaban las cestas que serían subastadas con vino y quesos, se exponían los cuadros también donados para conseguir financiación, se preparaban los cables que unirían Portugal con Mozambique y España y con los que se podía uno registrar para asistir a los momentos de alegría del día, como acontece cuando nos preparamos para un nacimiento.
Los nervios normales de un día cargado de significado, poco a poco daban lugar al entusiasmo del motivo que nos traía a todos aquél Molino de Don Quijote, el lugar en el que las utopías se vuelven realidad.
Muy pronto se estableció la conexión con Xai-Xai, con la sala de la Fundación Khanimambo donde Alexia había juntado a todas las niñas y niños, trabajadores, colaboradores, amigos y voluntarios con todos los padrinos y madrinas esparcidos desde sus respectivas casas en España y Portugal.
Cómo estaban tan felices por encontrarse y conversar en un día tan importante para la Fundación, la fibra óptica captaba los señales de la vitamina E del entusiasmo a través de la pantalla, que transmitía la conversación que entre todos fluía.
Todos los que se habían inscrito para el día de la inauguración y del 14 aniversario iban llegando al Moinho Dom Quixote, cumpliendo con las normas de la Dirección General de Salud, esperando el momento del nacimiento que no se demoró muito en llegar.
El día y los amigos de la Fundación estaban preparados y el momento ritual llegó como el ritmo de la marrabenta suave, como uno de las cajueiros ondulantes de Xai-Xai, fluido y afrutado.
Sofía dio inicio al evento hablando de los objetivos la jornada, conseguir financiación e inaugurar Fundação Khanimambo en Portugal, país hermano de Mozambique. Después seguimos con la Poesía, con un homenaje al poeta -patrimonio mozambiqueño y portugués- Calane da Silva, fallecido recientemente y con la música del artista mozambiqueño Malenga, que nos ofreció el dulce de sus composiciones.
Surgieron entonces los testimoniales brillantes de voluntarios y padrinos que pasaron por Khanimambo. Brillantes porque a todos nos dejaron los ojos con el color transparente de la sal. Porque eran sensibles y auténticos y mostraban la realidad punzante pero bonita, en simultáneo.
Nos dijeron quanto cura el amor. Ser padrino, socio, voluntario, amigo de la Fundación es dar amor y este se canaliza directamente para cada niña y niño de la Fundación.
Y, dar amor es curar.
La rifa y la subasta para conseguir fondos continuó por la tarde, con el sentido del humor de Pedro, de Sofía, de Carla, la hermana de Alexia, y de la delicia de los niños que extraían los números sorteados entre las risas y la alegría de los invitados.
No faltó motivación, ya que todos sabemos como esta pandemia nos hizo retroceder un paso en lo que afecta a la disponibilidad financiera, incluso para quienes tenían estabilidad. Asimismo, la generosidad es parte del ADN humano y, solo con un poquito, cada uno hizo el esfuerzo posible.
Un pequeño primer éxito, el péndulo de la contabilidad pesó en la columna del verbo ganar.
Esto se llama eficacia. En su presentación en Portugal, la Fundación contabilizó su bien más precioso, un total de siete padrinos y madrinas. Y consiguió también recaudar un pequeño fondo monetario que servirá para poner en marcha la delegación, que a su vez posibilitará más ayudas para Mozambique.
El apoyo a los niños de la Fundación, que con la pandemia sufrió un impacto mayor de lo que podemos imaginar, aunque nunca ha dejado de funcionar y de ayudar cada día sus niñas y niños, es indispensable para su funcionamiento. Con la apertura de la rama de Portugal, la Fundación Khanimambo contará con más actividad para conseguir financiación, para conseguir madrinas y padrinos y para promover la divulgación de lo que Khanimambo hace en Praia de Xai-Xai.
Sabemos cuánta ayuda necesitan los niños y niñas de Mozambique y la mejor ayuda de todas es ofrecer instrumentos para que cada mozambiqueño pueda construir su propio futuro.
Sin Educación, Nutrición o Salud nada sería posible. Por este motivo, cada ayuda de nuestra parte es vital.
En el terreno, la Fundación Khanimambo marca la diferencia. Sin perder tiempo, aplica todo lo que recibe. De forma transparente y con una buena gestión.
Cada niño que ganó uno o tres padrinos fue ayudada en unas circunstancias muy difíciles. Y esto tiene el peso de traer el sol para la vida de alguien. ¿Ya lo pensaste así alguna vez?
El sol ya se estaba poniendo, lleno de solidaridad, cuando la fiesta acabó. Una fiesta a escala pequeña, atendiendo a las circunstancias, aunque con resultados muy positivos, gracias al trabajo de Sofía y de todos los amigos y voluntarios, las parteras que se juntaron para llevara a cabo el nacimiento.
Tanto en Mozambique com aquí en Portugal, la vitamina E de Entusiasmo hizo el día y convertirá la energía de esta vitamina en su combustible.
Khanimambo, estamos juntos!
Autora Invitada: Bé