Al preguntarles sobre su especialidad, se declaran terapeutas, a secas. Y se basan en las emociones y la sintomatología corporal para ahondar en el estado físico y anímico de sus pacientes. Ellos son Javiera y Diego, una pareja que llega desde Chile, previo paso por la India, para llevar a cabo un voluntariado en Khanimambo. Diego se ocupa de la parte más física y busca, sin cesar, puntos de carga excesiva en el cuerpo para tratarlos mediante técnicas de masaje y fisioterapia. Al mismo tiempo, y si lo ve conveniente, Javiera se lanza a hacer preguntas para conocer cuál es el estado anímico, para saber el historial de patologías y de emociones a lo largo de la vida.

Con toda la información que reciben del paciente, dibujan un mapa de situación para ofrecer una propuesta de terapia que va desde modificar pequeños hábitos de movimiento cotidiano, hasta cambiar ciertas pautas de nutrición, pasando -la parte más importante- por una toma de conciencia sobre las señales que el propio cuerpo envía a través de distintos grados de dolor ya sean puntuales o crónicos, a través de la respiración, a través del movimiento, etc. También les gusta enseñar a identificar las emociones, algo que muchas veces pasamos por alto pero que están ahí, de forma latente.

Casi todo el equipo de Khanimambo hemos pasado por su consulta y me comentan que han visto de todo. Trabajadores con una gran autoestima y muy centrados en el trabajo y en general; y otros en los que perciben la carga del esfuerzo, del miedo, de una vida nada fácil y llena de desafíos. En Khanimambo ha sido una novedad abrir las puertas a este tipo de terapias y es impresionante la respuesta positiva que hemos obtenido por parte de todo el equipo. ¡No queremos que se vayan!

Khanimambo amigos!!