La fórmula «Covid19» para Khanimambo

Sería falso y pretencioso afirmar que nuestra adaptación a la crisis del coronavirus haya sido rápida, natural o perfecta. Como cada persona, cada familia o cada empresa, en Khanimambo hemos pasado por varias fases antes de dar con la situación actual. Quiero compartir con vosotros el proceso por el que hemos pasado hasta dar con la fórmula Khanimambo Covid19 que, lejos de lo que puede parecer, como todo lo que luce bonito, lleva detrás una carga de sufrimiento, miedo y dudas.

Con el decreto del estado de emergencia un viernes a las cuatro de la tarde, tuvimos poco margen para aplicar la primera medida y su protocolo. Nos reunimos y debatimos durante horas. Julio es el fichaje más joven de Khanimambo. Es estudiante de la licenciatura de Farmacia y actualmente auxiliar de tío Hidálio, el educador de Educación Física y fue el primero en contradecir a quienes votaban por cerrar Khanimambo: “Los niños van a sufrir demasiado sin comida. Saldrán de casa buscando comida, y nunca comerán tan bien como aquí. Van a sufrir demasiado sin comida, no podemos parar”. No hubo duda de considerar el centro nutricional como un servicio básico y necesario para los niños y niñas de khanimambo.

 

Este fue el primer video que os hicimos, “si vosotros estáis, nosotros seguiremos ayudando”. Esta declaración nos dio moral a cinco personas todos los días para despertarnos de madrugada, cocinar para 400 personas, servir la comida al estilo take away, apoyar con el coche a los que viven más lejos y cuidar a las cocineras llevándolas de la puerta de su casa a la puerta de Khanimambo para evitar el transporte público.

Los precios han subido mucho, pero vuestras donaciones están siendo el soporte para seguir con la mejor nutrición a nuestro alcance.

Sin embargo, después de un mes, esto no estaba funcionando del todo. El resto de personas del equipo que no cocinaban se sentían deprimidas, frustradas, llenas de miedo. No poder cumplir con el teletrabajo, les colocaba en riesgo. Nadie quiere quedarse sin trabajo por ser prescindible en una crisis de este nivel, nadie quiere sentirse inútil en un momento que hay tantas cosas por hacer, tanto por ayudar. Había que buscar una solución rápida para ocupar a toda clase de trabajadores, cumpliendo con la normativa del estado de emergencia. En juego no sólo estaba su autoestima como trabajadores, también su gran dedicación al bienestar de los niños.

En este otro vídeo os mostramos cómo era la rutina diaria en casa de tía Fátima. Y cualquiera saca enseguida la conclusión de la dificultad de salir adelante sin estímulo alguno, día tras día, sin acceso a la información inmediata que tenemos en las fuentes digitales. La cara de los niños esos días fue un golpe profundo que dolió demasiado. Peligraba todo lo que hemos construido estos años que, sin duda, pesa más que lo que estábamos poniendo en stand by.

 

Estudiantes abandonados por los profesores de la escuela pública, entornos familiares que minan cualquier ilusión porque en muchas ocasiones carecen de una comunicación mínima, cariño y comprensión. Teníamos que actuar rápido. La creatividad era más necesaria que nunca y alinearla con la responsabilidad y la empatía. ¿Quiénes pueden salvar esta situación? Me pregunté varias noches en vela.

Los padrinos

En Mozambique vivimos rodeados de padrinos y madrinas. Los niños y niñas son vuestros padrinos de felicidad, vosotros sois sus padrinos de España y Portugal, los trabajadores cuentan cada uno con su padrino o madrina dentro del mismo equipo en quien confía en sus momentos laborales más conflictivos para buscar consejo y amparo y los trabajadores somos padrinos -tutores- de nuestros tutelados. Ningún niño de Khanimambo sabrá decirte quién es su tutor, pero sí sabe quien es su padrino del Centro Munti.

Podíamos desde casa empezar a atender los tutelados desde el cariño y la cercanía que nos caracteriza. Y lo que gastábamos en gasolina para recoger a los niños, lo destinamos a crédito de teléfonos prepago.

En las primeras conversaciones detectamos las necesidades inmediatas y después, les dimos solución dentro de la normativa permitida.

Así, con distanciamiento social y no más de 20 personas en el Centro Munti, empezamos a atender a niños de forma personalizada. Como podéis ver en este video, los niños están reforzando sus carencias y todos los trabajadores están presentes en Khanimambo, uno, dos o tres días a la semana, de forma escalonada.

 

En este momento todos los trabajadores de Khanimambo están cumpliendo con su deber, sea cual sea su sector hay manera de trabajar. Todos los niños reciben la atención de su padrino, educador, cocinera, enfermera… Y los padrinos de España y Portugal seguís colaborando y animáis a que continuemos. Juntos estamos logrando lo que parecía imposible, el ambiente vuelve a ser aquel que nos llena de optimismo. Vencer a la adversidad es nuestro día a día, independientemente de la Covid19, llevamos 14 años comprometidos en encontrar las fórmulas necesarias para cambiar lo que nos rodea. Ahora simplemente había que reajustar la manera de estar en el mundo, pero no la forma de ser. Esa seguirá siendo la misma, que conocéis muy bien.

Parece simple como todas las fórmulas que funcionan, pero dar con ella ha requerido vernos arrebatados de lo que queremos en la vida y posiblemente todavía sufra modificaciones a corto plazo. Vuestro ánimo y apoyo ha sido tan importante como nuestras ganas de trabajar.

¡Vamos! Que no nos pare el coronavirus. Porque hoy es esta y mañana será otra crisis. Pero ¿Quiénes queremos ser? ¿Cómo queremos estar en el mundo? Este es nuestro foco diario en Khanimambo y hoy quiero deciros que tenemos que estar más fuertes que nunca. Definirnos y actuar para poder sentirnos orgullosos de nosotros y contribuir a un mundo mejor. Siempre. No ahora, pero sí siempre.