La vida está hecha de decisiones, unas buenas, otras malas, unas fáciles y otras difíciles.

Hace más de un año decidí alejarme de mi querida familia para vivir mi sueño. Estuve mucho tiempo trabajando y preparándome para lo que me esperaba. Parecía una decisión fácil para quien lo ve desde fuera, pero para nosotros no fue así. A mi familia nada le garantizaba que iba volver, soy su primer hijo en salir de África a un lugar tan lejano. Pero tenían que confiar en mis planes, porque no viajé lejos de ellos solo para conocer lugares, ¡no!

Tengo la oportunidad de hacer algo diferente por Mozambique, por mi comunidad y por mi familia. Gracias a esta oportunidad me preparé para vivir lejos de ellos. No sabía cómo iba ser todo, tenía una mezcla de sentimientos, pero estaba seguro de una cosa: mi familia, Khanimambo y el pueblo de Mozambique me habían enseñado a soportar cualquier tipo de desafío.

Cuando se acercaba el día, algunos me decían que lo iba a pasar fatal en el avión, otros que no me gustaría la comida de España o que iba a “morir de saudades”. Pero con esas críticas me llené de energía para seguir adelante.

¡Después de todo el trabajo y el esfuerzo, por fin llegó el día! Mi madre, mi padre, mis hermanos y yo esperábamos con muchas ganas la llamada de una familia muy importante para mí, así como para Khanimambo, la familia Colao, que me llevó desde mi casa en Praia de Xai-Xai hasta mi nueva casa de Cambre, A Coruña.

Pasamos todo el día viajando en coche hasta Maputo donde esperamos con ilusión el gran momento, ese momento que todos los niños de Khanimambo y todos los niños de Mozambique sueñan con vivir. En ese instante mi corazón y mis pensamientos estaban conectados con Khanimambo. Me sentía como si estuviera realizando el sueño de todos mis hermanos y hermanas.

Y esa conexión fue la que me dio la fuerza para meter el primer pie en el avión. Estaba un poco nervioso cuando me dirigía al comandante de la tripulación y pensaba un montón de cosas, recordaba a todas las personas que forman parte de mi vida y todos los pasos que he seguido para llegar hasta ahí. 

Fue entonces cuando él me dio la mano diciendo “Bem-vindo á nossa companhía” y en ese momento me di cuenta de que no había vuelta a atrás.

La parte en la que tenía un poco más de miedo era la del despegue porque me habían hablado mucho de eso, pero al mismo tiempo tenía muchas ganas de vivirlo y de ver todo lo que pasaba fuera. Tuve la suerte de viajar en el asiento de la ventanilla y aproveché para hacer videos de todo el proceso. Fue increíble. Y así viajamos hasta Lisboa, donde cogimos otro avión que esperaba que fuese igual de cómodo, pero en ese vuelo lo pasé fatal, ¡se me taparon los oídos durante unos 10 minutos! Nunca me había pasado eso y solo había una una explicación: era el comienzo de una nueva vida en la que tendría que superar muchas dificultades.

Pero en compañía y con los cuidados de una familia tan linda y buena como los Colao todo era fácil. Me ayudaron mucho en mi llegada, cuando aterrizamos en Madrid ejercieron de guías, me llevaron por el enorme aeropuerto para no perderme y abrieron las puertas de su casa para mí. Y además me dejaron muy claro que todos los niños de Khanimambo serían bien recibidos allí también.

¡Pero el viaje no acababa ahí! Al día siguiente salimos todos en coche hacia Cambre, un pueblo a las afueras de la ciudad de A Coruña, el destino final y mi nuevo hogar. Tenía muchas ganas de llegar y encontrarme con mi nueva familia. Fui recibido de una forma que no imaginaba porque estaban todos reunidos esperándome.

Hoy hace casi un mes que estoy en esta casa y os digo que no podíamos haber encontrado una familia mejor. El perfil de mi familia biológica se parece mucho a esta familia. El trato de los padres con sus hijos, las reuniones familiares, la buena relación entre todos ¡y hasta el abuelo que me recuerda mucho a mi abuelita Bia!!

No sé en otras partes de España, pero Coruña es un buen lugar para empezar una nueva vida, porque tienen muchas cosas que me conectan con Xai-Xai y me hacen sentir como en casa.

Salviano con el NIE

El día que me dieron el NIE

¡Estoy seguro de que es la mejor ciudad de España!

Me siento totalmente integrado y estoy deseando comenzar mis clases la semana que viene. Ya tengo mi NIE de estudiante, voy al gimnasio cada tarde, paseo mucho en bicicleta, conozco toda la zona, me he apuntado a varias actividades en la oficina de juventud, he ido a las verbenas y he comido mucha comida rica. ¡Estoy listo! Voy a superar todos los retos que la vida me ha puesto delante hasta alcanzar mi objetivo y voy a vivirlo todo al máximo.

Pasito a pasito.

Muchas gracias a tía Alexia y a la Fundación Khanimambo por abrirme las puertas a esta gran oportunidad que sin ellos nunca habría conseguido, gracias a todos los que siempre habéis estado conmigo apoyándome y aconsejándome y solo os pido de corazón que ayudéis a mis hermanos también, porque merecen disfrutar de esta experiencia que por ahora solo hemos tenido Ernesto y yo.

Y a vosotros, niños y niñas de Khanimambo, quiero animaros a que trabajéis mucho y os esforcéis todo lo que podáis por conseguir vuestra Beca Xipfundo, porque de verdad que merece la pena, os lo puedo asegurar y solamente llevo aquí un mes.

GRACIAS! GRAZAS! OBRIGADO! KHANIMAMBO!

Salviano en Galicia

¡Me encanta dar paseos por la montaña!